Por: Michelle Sánchez Russi
El abandono no discrimina edad, sexo, ni género. Según un censo realizado en 2005 por el DANE, el 9.86% de la población colombiana posee una discapacidad cognitiva; lo que no se dice generalmente es que muchos de ellos son abandonados por motivos como cuestionamientos sociales, ignorancia frente al tema o irresponsabilidad. Como consecuencia, muchos de estos niños y jóvenes ni siquiera son registrados con un nombre o ni siquiera pueden ser cubiertas sus necesidades básicas.
Fabiola Matiz es directora de la fundación Ceres y lleva 19 años con esta institución ubicada en el barrio Salitre El Greco en Bogotá. Ella, junto a sus tres hermanos, creó esta fundación con el fin brindar ayuda a personas con discapacidades como autismo, síndrome de down, etc. Actualmente tiene 23 niños que ella ha rescatado y apadrinado.
Pero, mientras algunas familias conviven con estas diferencias, existen otras que prefieren abandonarlos. “Las familias y las personas desconocen que los niños con discapacidad cognitiva necesitan recibir un tipo de rehabilitación”, afirma Fabiola.
Según Jully Alape, siquiatra de la Clínica Nuestra Señora de la Paz existen falencias por parte del Estado en los programas de niñez y desarrollo pues aún se excluye a esta población: “El Estado cubre de manera muy limitada programas que normalmente dejan afuera la discapacidad cognitiva, pues casi siempre se habla es de la física. Se tiene en cuenta la ley de discapacidad, pero si vamos a la realidad tenemos problemas altísimos porque están en un segundo plano”.
Gina tiene 31 años. Es autista y fue abandonada hace 17. Su padre, proveniente de Flandes, Cundinamarca, llegó a la fundación en busca de ayuda y jamás volvió. Según Fabiola Matiz, hoy en día no es prioridad devolverla a su hogar pues allí no va a encontrar afecto. “Mi mamá Fabiola me quiere mucho ella me cuida y me consiente; ella es una bonita mujer”, explica Gina mientras sonríe.
Fabiola Matiz , directora de la fundación Ceres |
Según la fisioterapeuta María Teresa Fernández a cada uno de estos jóvenes y niños, es necesario brindarle tratamiento de todas las áreas especializadas como terapia ocupacional, fonoaudiología, educación especial, sicología, terapia física, servicio de enfermería, por supuesto, sus cinco comidas básicas. “Ellos tienden a buscar mucho afecto, caricias, besos, etc. Son niños que responden mucho al contacto físico por eso, dependiendo de las falencias que tengan, tratamos de estimularlos en el área visual, auditiva sicomotriz, kinestésica, gustativa y así estimulamos lo que no tienen y reforzamos lo que tienen”.
Entretanto Gloria Rojas, funcionaria del Ministerio de Protección Social explica cómo esta población es una prioridad, pero aún no existe el suficiente cubrimiento. “ El mayor objetivo de nuestras campañas es incluir al joven o al niño en procesos educativos y laborales, sin embargo este proceso lleva tiempo y requiere de unas leyes mucho más fortalecidas”.
Según la secretaria de educación desde 2003 y hasta 2006, se reportan en Colombia la matrícula de 81.757 estudiantes con discapacidad cognitiva en 4.369 establecimientos educativos en más de 65 municipios. La inclusión del proyecto educativo institucional permite la educación personalizada a esta población que desarrolla un curriculum de acuerdo con las necesidades.
Según la secretaria de educación desde 2003 y hasta 2006, se reportan en Colombia la matrícula de 81.757 estudiantes con discapacidad cognitiva en 4.369 establecimientos educativos en más de 65 municipios. La inclusión del proyecto educativo institucional permite la educación personalizada a esta población que desarrolla un curriculum de acuerdo con las necesidades.
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