jueves, 21 de febrero de 2013

YOMANGO, ¿Resistencia delictiva?




Tomada de:  yomango.org


Ni se compra ni se vende”, así se define el alma del Yomango. Práctica que se califica como hurto simple, según el Código Penal Colombiano, pero que para quienes la realizan no tiene un carácter delictivo, es una resistencia, “la diferencia entre mangar y robar es que mangar es una herramienta, robar es una acción”, asegura Carlos Pérez* sobre aquello que es hoy su modo de vida y lo define como un “yomangante”.
Por: Daniela García


Mangar es un término español usado para referirse a robar. El “Yomango” se deriva como una sátira de tal verbo y de la conocida marca inglesa de ropa Mango. Esta práctica consiste en tomar objetos comerciales de todo tipo de los grandes almacenes: comida, ropa, aparatos tecnológicos, entre otros; con el fin de suplir una necesidad o un deseo y de realizar “una acción directa contra el capitalismo”.

Cuando ingresan a un supermercado, lo primero que identifican es el sistema de seguridad, compuesto por cámaras y guardas principalmente, a lo que suelen llamar “los enemigos”. Una vez están seguros sobre la estrategia de vigilancia, seleccionan los productos que llevarán y se aseguran detalladamente de eliminar todo aquello que pueda ser percibido por los detectores (códigos de barras, espirales de pegatina, bobinas metálicas, entre otros). Posteriormente se dirigen a lo que Carlos llama “puntos muertos”, estos son las áreas del supermercado que no alcanzan a ser registradas por las cámaras y las menos frecuentadas por los guardas.  Allí acomodan y aseguran en su cuerpo todos los productos. Sin embargo, hay quienes prefieren comprar algo para no generar alertas, mientras otros simplemente se van y llevan en sus bolsillos bolsas plásticas que llenan al salir con los productos que lograron mangar.

El teniente Carlos Eduardo Munébar, quien fue jefe de seguridad durante 25 años de la empresa privada Seguridad Atlanta, afirma que robar corresponde a tomar algo que no es propio de manera delictiva. Generalmente en su empresa reconocen a los ladrones por “algunas señales convencionales” y son éstas la base de entrenamiento de los guardas de seguridad. “Uno empieza a meterle eso al guarda de que todo lo que hay a su alrededor es sospechoso: el señor que está parado, los cuatro señores que están en ese vehículo, son sospechosos”.


Es en el artículo 239 del Código Penal Colombiano donde se define a quien ejerce un hurto simple (todo aquel que no compromete violencia física en su realización), como “el que se apodere de una cosa mueble ajena, con el propósito de obtener provecho para sí o para otro incurrirá en prisión de dos (2) a seis (6) años.”  La abogada penalista, Leida Lara Pérez aclara que sólo es posible juzgar a alguien bajo este delito si es descubierto en flagrancia, es decir, en el momento justo en el que esté realizando el hurto y de no ser así sólo es posible si se cuenta con un conjunto de hechos que lo prueben.

La práctica del Yomango ha sido creada y difundida a través de tres libros, estos son “El libro rojo. Yomango”, “El libro Morao. Cuando Mao llegó a Winona” y finalmente el “Libro Yomango”, que es una recopilación tanto de los anteriores como de textos y análisis realizados en sus páginas de internet.  
Para Carlos, a diferencia de lo que presentan los tres libros, esta práctica no necesariamente tiene que estar ligada a una ideología, es una acción personal que le da la facilidad de conseguir aquello que necesita “sin afectar a nadie”, pues asegura que sólo debe practicarse en multinacionales ya que según él “estos almacenes definen márgenes de pérdida, dentro de los que ya tienen las cadenas estipulados. Así que los trabajadores no se ven afectados porque por ley deben tenerlos y si llegan a cobrarles es un delito.”

El capitán Ocaña,  presidente y fundador de la empresa de seguridad Royal Colombia, asegura, basándose en datos de la  Superintendencia de sociedades, que en los almacenes Éxito S.A. y Carulla manejan un margen de pérdida que oscila entre el 10 y el 20%, esto cambia dependiendo de la zona en la que se encuentre el almacén. Según Fenalco el 18% de las utilidades los grandes supermercados son destinados a márgenes de perdida por el robo hormiga (dentro de los procesos internos de las empresa ) o hurtos simples.

Por otro lado Nicolás Martínez, politólogo de la Universidad Nacional, afirma que una resistencia es un acto realizado en un contexto de confrontación frente al statu quo, no obstante hace claridad que la resistencia puede ser también un acto delictivo “se convierte en un acto de resistencia en tanto están resistiendo al avance de una economía capitalista, lo que sería el statu quo, pero sin embargo, a la luz del derecho, es un acto ilegal, un robo a la propiedad privada de la empresa a la que le pertenece el producto.”

Esta práctica plantea dos grandes facetas, aunque bajo la teoría es una acción de resistencia, también se constituye en un acto delictivo ¿es posible protestar a través del delito? “Los límites, todos los límites, tienen que ver con cómo se llega hasta ellos, con lo que se hace antes de encontrártelos. Algo que nos llama desde atrás de las cosas, esa podría ser una buena definición de Yomango”, afirma un artículo del yomango team en su página oficial.

* Este nombre fue cambiado por petición de la fuente. 
Segunda foto tomada de: http://www.sindominio.net/fiambrera/007/ymng/index.htm

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