Las toallas higiénicas y tampones no son las únicas alternativas para depositar el periodo. por Camila Barajas Salej.
¿Por qué nos incomoda siquiera escuchar la palabra ‘menstruación’? Tal véz la respuesta es ‘asco’ ‘antihigiene’ o ‘hay hombres, te pueden escuchar’.
El agua moja y la menstruación es sangre. Esa misma que vemos en las películas de acción o en los medios de comunicación. Esa que muchas mujeres mensualmente botamos a la basura en toallas higiénicas y tampones. Y esa sangre que no es más que el desprendimiento endometrial que se genera cuando no hay gestación que nutrir.
El blog buenasterapias hace una breve recopilación de los significados de la menstruación en tiempos antiguos donde no prevalecía el patriarcado. Adriana Figueras en su libro “Ritos menstruales en las tradiciones históricas” cuenta que para los lamas tibetanos la primera menstruación de una joven era la medicina más potente de la comunidad, que el lunar rojo que las hindúes se pintan a la altura del entrecejo (el tercer ojo) simboliza la visión que las mujeres adquirimos durante el sangrado menstrual y que en algunas comunidades nativas norteamericanas cuando estaban en tiempo de siembra, invitaban a las mujeres a moverse entre las plantas y derramar su periodo.
Diana Pinto, profesora de yoga, dice que es importante devolverse para ver cómo la religión católica llegó a América y la volvió algo ‘sucio’. Agrega: ‘‘es un tabú, es incómodo hablar de eso, para muchas mujeres es vergonzoso el hecho de que alguien más sepa que estás con tu periodo. Todas las propagandas de toallas higiénicas dicen: ‘no te vayas a manchar y que nadie se vaya a dar cuenta’ es una cosa de verguenza’’. Con respecto a los comerciales Margarita Isaza, biomédica, dice que mostrar a la menstruación azul es una manera de satanizarla y generar un rechazo inmediato e inconsciente hacia el ciclo. Agrega que algunas comunidades indígenas que actualmente se encuentran en Colombia y en México consideran el cuerpo como un organismo energético ‘‘entienden que esa sangre no solo es sangre, es energía. El útero de la mujer cuando está menstruando se vuelve un imán energético que absorbe todo lo que es de limpiar’’.
Las toallas higiénicas y tampones son para algunas solo alternativas para depositar su periodo, pues hay otros dispositivos: la copa menstrual, las compresas de tela y las esponjas marinas. La copa menstrual, un dispositivo que apareció desde los años 60, que recoge la sangre sin alterarla y al ser reutilizable no contamina el entorno. ‘‘A través de esa práctica de cambiar la relación con esa sangre que llega cada mes va uno aceptándose como mujer y perdiendo muchas vergüenzas’’, comparte Diana Pinto usuaria de dicha copa. Otra alternativa son las compresas de tela que están libres de químicos y son transpirables. Hay otras mujeres que utilizan esponjas marinas que aunque no son ecológicas como las anteriores, son una especie de tampón reutilizable que no contiene dioxinas ni fibras sintéticas. ‘‘Nuestra sangre menstrual no es un desecho y por tanto, no puede ser tratado como tal’’, escribe Erika Irusta en su blog, afirmando que tirarla a la basura o por la taza del baño es una pérdida de recursos. Aconseja recolectar el periodo y usarlo como abono para las plantas (frutales, ornamentales, comestibles), para dar volumen y brillo al pelo o como mascarilla facial.
El proceso biológico de la menstruación en occidente ha sido estigmatizado hasta el punto de lograr desapropiar a la mujer de su periodo y usar -por ejemplo- píldoras para suspender o suprimirlo. Aún así aquellas mujeres que al contrario se interesan por conocer acerca de dicho proceso, encuentran ventajas económicas, ecológicas y fisiológicas en la menstruación afirma Diana Pinto.