viernes, 20 de septiembre de 2013

9/11, entre teorías de conspiración, libertad y lágrimas



Por: Stefano Figliuoli @stefanoMF


Torre Memorial, en construcción
Torre Memorial en construcción.



El 11 de septiembre no es un día normal para Estados Unidos y menos para Nueva York. El recuerdo del atentado del 2001 es una herida que la sociedad no ha podido borrar. Los homenajes que se realizan año tras año son la muestra de esto, del dolor que generó la pérdida de más de 3.000 personas, y cómo los estadounidenses, con el afán de no dejarlas en el olvido, han generado diversas posturas alrededor de este hecho.







Mark, testigo en 2011 y
 asistente al homenaje
Este año en la Zona Cero de Nueva York, desde las 5 de la mañana comenzaron los actos para recordar a las víctimas de la tragedia. Frente al monumento Memorial, en donde ya se alza una gigantesca torre, comenzaron la lectura de los nombres de más de 3.000 personas que perdieron la vida, se entonaron varios himnos nacionales y se realizaron minutos de silencio en diversos momentos de la ceremonia.
Entre los turistas y curiosos, sentados en las escaleras del hotel Marriot, se encuentran los ciudadanos que entre lágrimas recuerdan el día. Mark es una neoyorkino que trabajaba en un edificio aledaño a la zona de la catástrofe, aunque no perdió a nadie en su mente está intacto el horror de muertos y escombros, pero entre ellos recuerda especialmente a  los bomberos. “Ellos son los verdaderos héroes americanos, ellos apagaban y entraban al infierno que eran esas torres, los policías solo son unos bastardos que quitaban a la gente del lugar, los bomberos mientras tanto morían por tratar de salvar más vidas”.


Jhon (izq) y Steven (der) 
Republicanos EE.UU.
Nueva York es una ciudad escandalosa: pitos, voces y todo tipo de ruidos citadinos hacen parte del ambiente de la gran manzana, pero ese día en la Zona Cero solo se escuchan murmullos, esto debido a que  es imposible no sentir el respeto y el luto que genera un día como el 11 de septiembre. La calma se pierde solo con las voces de los familiares al micrófono, y en especial cuando los bomberos, en su  afán de recordar a sus compañeros, encienden las sirenas de sus camiones por un minuto.

Cerca a la estación del metro de Fulton, en la zona financiera, está la iglesia en donde se realiza la misa por las víctimas. Las fotos y las pancartas acompañan la procesión y los actos eclesiásticos. Al frente de las tumbas se ven a las personas con emblemáticas camisetas de never forget, “nunca olvidar” y God bless America, “Dios bendiga América”. Entre ellos Jhon y Steven, dos señores que se declaran abiertamente republicanos, explican que ese fue un acto de terrorismo imborrable.

Periódico del mañana, 
grupo Republicano
 El idealismo de libertad norteamericano, como creen ellos, debe ser impuesto para evitar que sucedan tragedias semejantes al 9/11. “Esto no puede pasar más, los países que tienen terrorismo tienen que caer, y hacer vivir a sus ciudadanos libres”. Steven se encarga de repartir The Last Trumpet, un periódico realizado por él y sus colegas republicanos, en donde hablan de los hechos que para ellos pasarán en unos años si no se detienen a los señalados.“No podemos dejar que los pueblos sigan oprimidos, hay que ayudarlos a ser libres como pasa con Al-Asad, hay que matarlo para que los sirios sean libres”.


Adam, creyente en teorías de conspiración.
Adam también es un asistente a la ceremonia de homenaje y también repudia el hecho, pero él habla de teorías conspirativas y que todo lo ocurrido ese día fue una puesta en escena del gobierno Bush. Él y sus compañeros hablan de un Inside Job, un trabajo realizado por el mismo gobierno americano. Explica que hay muchas fallas que no se han podido sustentar y que a pesar del dictamen de The 9/11 Comission Report, hay muchas cosas que no quedaron claras y que las personas no saben.

Protestante.






“Es imposible no notar y no preguntarse cómo cae una torre por un choque de un avión, esas torres tenían muchas vigas y materiales resistentes que no dejarían que estas se fueran al piso”. Además de esto Adam y su grupo cuestionan sucesos como el por qué los testigos del evento hablaban de fuertes explosiones, cuando estas no se deberían escuchar después de una colisión. Se preguntan por un tercer edificio que se derrumbó ese día, como lo mostró el documental Zeitgeist, hubo una tercera torre que se desplomó mientras las Torres Gemelas ardían, y todo esto no apareció en el reporte gubernamental.

Homenaje
Para ellos esto sucedió todo por fines económicos y por el bienestar de unos cuantos, inventando guerras y misiones a las cuales las tropas estadounidenses no debieron ir. “la palabra terrorismo la impone Bush, para hacer a la sociedad americana odiar a Osama Bin Laden y a Al Qaeda y justificar ir a medio oriente para el incremento de sus propias empresas armamentísticas”.
La ceremonia termina en las horas de la tarde cuando se encienden dos luces dirigidas al cielo, en el lugar donde las torres se encontraban. Adam y sus compañeros se retiran gritando en tono de protesta America tell us the truth, “América dinos la verdad”. Así termina el día 9/11, que deja en la Zona Cero, en Manhattan, en Nueva York y en Estados Unidos un vacío que los norteamericanos no han podido llenar, una tristeza infinita por un fatídico día y una incógnita de quién fue el culpable real de este atentado.
Homenaje a las Torres Gemelas.













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