jueves, 5 de septiembre de 2013

La moda de los hipsters es no estar de moda



Por: Estefania Ayala @sheisaheroine  


Cortesía de Vanessa González 







La mayoría de ellos no se reconocen como hipsters porque quieren escapar a todo tipo de rótulos con los que la sociedad pueda clasificarlos, ese afán de ir en contra de lo establecido es precisamente lo que logra encasillarlos dentro de un grupo con unas características determinadas.
Cristy Wampol, columnista de “El Malpensante” en su artículo “Contra los hipsters o cómo vivir sin ironía” los define como una tribu urbana con un estilo que es alternativo porque retoma formas de ser y pensar de épocas antiguas, más exactamente de los años cuarenta, trayéndolas al contexto de la modernidad. Dicen amar el conocimiento, son sofisticados, están a la vanguardia en la tecnología, disfrutan la música independiente, poco comercial y aunque quieren marcar diferencia no están en contra de la cultura popular, por el contrario, llevan la bandera de la diversidad.

Los hipsters aparecieron en la década de los cuarenta y se les denominaba “hips” debido a que los músicos de jazz usaban esta palabra para referirse a los seguidores de este ritmo emergente de la cultura afroamericana, que por esa época en Estados Unidos era considerado independiente. De ahí proviene su estilo bohemio. El escritor Jack Kerouac dijo en el artículo “Hipster una forma de ser” que “los hipsters de 1940 son como el aumento y la itinerancia en los Estados Unidos, vagando y haciendo autostop por todo el mundo, como los personajes con una espiritualidad especial”.


Cortesía de Vanessa González 


Vanessa González, una hipster colombiana que reside actualmente en Cambridge- Massachusets, asegura que esta subcultura a veces termina siendo un elogio al capitalismo “cuando quieren ser hipsters por moda terminan creando una falsa cultura que se resume en un grupo de personas que van a una tienda, por ejemplo a 'Urban Outffiters' (que es una de mis preferidas) y compran todo sin pensar si de verdad les gusta. Sólo siguen un patrón , eligen lo más costoso porque se quieren ver como artistas sin haber ido ni siquiera a una galería o museo de arte de Estados Unidos, dicen saber de arte, pero en realidad no y como yo me dedico al diseño y la fotografía, eso me ofende”.

Laura Velásquez, hipster bogotana, tiene una visión distinta a la de Vanessa, asegura que el hipsterismo sí es un asunto cultural “Nacieron con la intención de ser una contracultura, es decir, no van acorde al sistema. Eran niños adinerados, que quisieron desligarse de sus familias, así que empezaron a comprar ropa de segunda, se interesaron mucho por el arte, los museos, la música, Andy Warhol por ejemplo, dicen que es muy hipster”


Los hipster representan una contradicción porque están en contra del capitalismo pero pertenecen a la elite o tratan de imitarla, por esto William Makepeace, uno de los novelistas del realismo más importantes de la época victoriana, acuñó el término “Esnob” que hace referencia a quienes imitan con falsedad los modales, gustos, etc. de los que consideran a la clase alta de la sociedad como un ejemplo a seguir, por lo que aparentan ser iguales a ellos. De la misma forma, en el libro Rebelarse vende: el negocio de la contracultura (2004) Joseph Heath y Andrew Potter plantean una hipótesis basada en que los grupos contraculturales siempre han fracasado en su intento de transformar la cultura, pues no representan ninguna amenaza para “el sistema” por el contrario se convierten en un producto más de este, dentro del mercado de consumo capitalista.

Juan Pablo Quintero, antropólogo de la Universidad Externado asegura que “el hipster se reinventa como una especie de intelectual que si tiene los recursos vive en un loft del barrio Chapinero-Bogotá, evocando un aire de irreverencia combinada con un lenguaje complejo como símbolo de distinción, en contraposición a las formas tradicionales de producción del trabajo material. Trata de ser geek, trata de ser punk y hippie a la vez, pero queriendo ser más original todavía”.

La crítica principal que Quintero le hace a esta tribu urbana se basa en que “ahora lo hipster se apoderó tanto de todo que ya a la gente le ha comenzado a aburrir, y espero que así sea, ya a uno no le puede gustar ni Batman porque es hipster: acabaron con la cultura popular”.

Los hipster pueden ser considerados como una tribu urbana cuyo objetivo está en reivindicar lo antiguo o vintage dentro del contexto actual, retomando aspectos de la música, el cine y la literatura para reproducirlos a través de las nuevas tecnologías por lo cual son amantes de los blogs y las redes sociales en las que comparten constantemente su forma de vida. Aunque para unos el asunto sólo es cuestión de moda, para otros es un asunto cultural o mercantil, para los hipster un estilo de vida en el que no estar a la moda siempre estará de moda.

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