Por: Estefanía Ayala
Para conocerlo usted debe tomar un Transmilenio que lo deje en la estación Museo del Oro. Lo verá parado en la esquina del Mc Donalds de la séptima, para ser exactos al frente del Bogotá Café. Allí ocupa el pedacito de calle en el que murió Jorge Eliecer Gaitán, su ídolo. Quizás llame su atención la bicicleta pintada de rojo y amarillo, con un megáfono atado al manubrio que pregona como si tuviese vida propia los discursos del caudillo, ese que decía ser “un pueblo y no un hombre”.
Luis González Caballero comparte con Gaitán todos sus ideales políticos, en especial se inspira en su quinto discurso anti imperialista de “la protección de la producción nacional y el agro”, porque los norteamericanos que quieren “colonizar el país” encontrarán en él un enemigo ferviente que no está dispuesto a bajar la guardia. Es acérrimo opositor de Uribe y de Santos porque “le han vendido la nación a los gringos”, por eso sueña con sacar del país a todos los extranjeros que han querido aprovecharse de su patria.
Su vida política inició hace siete años, cuando fue candidato a la gobernación de Santander en la que Horacio Serpa lo derrotó. En el 2009 tomó la decisión de empezar su campaña presidencial, recorriendo en la bicicleta los departamentos de Santander y Meta convenciendo a mucha gente de votar en contra del TLC de Uribe, según él recibiendo varias amenazas de grupos paramilitares.
Luis aún lucha por ser el próximo presidente de Colombia, se define como un candidato sencillo “con poco entre los bolsillos y mucho en la cabeza”, sin embargo como todo candidato tiene detractores para los que su campaña no tiene fundamento y se resume solo a un sueño imposible de un hombre medio loco y viejo que vende CD’S con los discursos de Gaitán en el centro de Bogotá para ganarse la vida.
Quiere abrir la antigua oficina de Gaitán ubicada hace décadas en dónde actualmente queda el Bogotá Café para instalar allí su sede de campaña, una idea con la que se ha ganado varios opositores. En primer lugar, llevar a cabo su objetivo implicaría reabrir la puerta que fue sellada con la placa conmemorativa del caudillo, rompiendo este muro perteneciente al baño del local. Ante esto Luis asegura que “no tiene por qué pedirle permiso al enemigo para destruirlo”.
Camilo Arenas, mesero del lugar, quien ya ha tenido varios inconvenientes con Luis, asegura que “además del ruido insoportable que hace todo el día con sus discursos, es muy grosero, si se le hace un reclamo responde con malas palabras, tuvimos un problema porque un día llegó borracho a tratar mal a la administradora, yo me le enfrenté pero se puso agresivo, entonces llegó la policía y se lo llevaron esposado. Con respecto a la ocupación que él hace del espacio público estamos cansados de la suciedad que deja todos los días y de que amenace con rompernos la pared para abrir la puerta de su sede. Está loco, él dice que va a tumbar más de un edificio de estos”.
Luis tiene varias propuestas para convencer al pueblo colombiano de que él debe ser su mandatario. La primera es el freno a los tratados de libre comercio, la segunda esproteger los páramos de agua dulce de los extranjeros que quieren robarse los recursos hídricos del país, los cuales según él fueron “venidos a los gringos” durante el periodo de gobierno de Uribe y de Santos, su propuesta principal consiste en depurar las fuerzas militares, sacar todos los extranjeros del poder y de las filas, porque según él “el vecino no tiene por qué cuidar su casa”.
Para Alejandro Salazar, Egresado de la facultad de Gobierno y relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia y experto en política “su propuesta principal es inviable y no es consistente con la realidad del país. Colombia sufre diversas y complejas situaciones de inseguridad, entre ellas la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Todo esto se combate con el acompañamiento de fuerzas extranjeras, así que ni Colombia ni cualquier país de América latina podría combatir el crimen organizado de manera autónoma. Desde mi punto de vista el discurso de González es muy semejante al discurso ‘anti yankee’ de Hugo Chávez”.
A pesar de sus pocas posibilidades y de sus opositores él seguirá ahí en esa esquina, soñando con que algún día la señal de los televisores de los colombianos se interrumpa y una voz diga “Esta es una alocución del presidente de la república Luis González”. seguirá anhelando el día en el que reciba la llamada de Gloria Gaitán, la hija del caudillo, confirmando desde Francia su asistencia al evento de inauguración de su campaña, seguirá esperando el día en el que medios cómo CNN y Telesur lo entrevisten en una rueda de prensa en su propia sede. Seguirá ofreciéndole a los transeúntes del centro doce discursos de Gaitán por seis mil o siete mil pesos para poder comer algo y dormir bajo techo, mientras los años le hagan ver que tal vez esté condenado a ser tan sólo un candidato por la eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario