jueves, 8 de agosto de 2013

El preguntón


Por: Sebastián Acosta


Sócrates ha regresado, se encuentra en medio de los 42 mil vendedores ambulantes que hay en Bogotá. No ha perdido sus costumbres desde antes de Cristo, pues se la pasa en lugares concurridos de la capital aplicando lo que más sabe hacer. Mayéutica.

Reencarnó en 1981, con el nombre de Jaime Henrique Hernández y desde el 2007 se dio cuenta de que era hábil para elaborar preguntas de cultura general, y no para estudiar optometría, como lo había pensado y empezado desde adolescente. Ahora tiene 32 años y  su método es caminar sin parar, ir a los parques y analizar el entorno. Se la pasa en los cinco parques del centro de Bogotá, Especialmente en el parque de la Independencia y de los Periodistas, cuestionando, indagando a los demás para que se sientan brutos y apenas terminen el cuestionario salgan corriendo a una biblioteca.


Ya no puede vestir como antes, con túnicas extensas. Ahora viste  con prendas humildes y un maletín negro que está cargado de cuestionarios y recortes de prensa  sobre cultura general. Cuestiona en promedio cien personas diarias, desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, y  regresa con 15 mil o 20 mil pesos a casa en San Cristóbal sur. Un lugar a lo alto de la periferia donde vive solo.

A la hora de empezar el trabajo cuantifica cuantas parejas de novios hay tiradas en el pasto,  cuantos ancianos dando vueltas por los senderos, cuántos niños jugando y  cuantos de gafas oscuras echando humo denso.  Cuando termina de hacer  la cuenta, elabora para cada grupo un cuestionario que dura un minuto y contiene preguntas que según él todos deberíamos saber.

Sin embargo, aunque no muchos responden de forma acertada, como Andrea Torres y sus amigos, les agrada y prefieren que las personas pidan dinero dando  a cambio conocimiento, en vez de pesar, drama y justificación de porque lo hacen. Simplemente dice:
“Muchas gracias por su tiempo, la ayuda es totalmente voluntaria, en caso de que no tengan monedas, recibo billetes de toda denominación, así sea que aporte 100 pesos cada uno, no les de pena, siéntanse orgulloso de dar el billete de 10 mil”
La gran mayoría  da dinero, por ello se identifica como un vendedor ambulante del conocimiento, siempre usando la herramienta básica humana, el cuestionamiento, la Mayéutica.

Como todas las personas, este nuevo Sócrates tiene odios y preferencias. Por ejemplo, las personas que más odia de sus cuestionarios, son Adolph Hitler y Stalin, mientras que sus preferidos y modelo a seguir son Nelson Mandela y Gandhi.

Entre otros odios y preferencias no le gusta preguntar a las personas que están solas, simplemente porque no las puede hacer sentir ignorantes y esto solo es posible cuando alguien está acompañado. Es común que el novio no quiera quedar como bruto con su pareja  y también que en un grupo numeroso alguien se quiera sobrepasar de inteligente. 
A los del humo denso les pregunta cosas muy serias y al final no tanto, por ejemplo empieza: ¿Capital de Austria? ¿Símbolo químico del Helio? ¿Quién ganó el premio Nobel paz en 2010? La mayoría  no responde ninguna, solo la de Obama y aseguran mirando a los ojos que la capital es Sídney y el símbolo químico sabrá la madre. Después de  ver que nadie sabe nada en medio de ese humero, les pregunta: ¿Por qué las focas miran hacia arriba? ¿Por qué?  Porque arriba están los focos. ¿Por qué las avestruces  esconden la cabeza en el suelo? … ¿Por qué?  Porque al defenderse tenían cambiar de la cabeza rapada al afro.

Jaime tiene la paz como rutina y la curiosidad como objetivo social. Aunque es un solitario y pocas veces visita a su madre, resiste todos los días saliendo de San Cristóbal sur hasta el centro para volver con 20 mil.

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