Por: Julián David Bernal Pulido
El hecho de que los campesinos tengan que comprar semillas certificadas hace que los costos de producción se incrementen y los jóvenes universitarios tengan que pagar más por el almuerzo.
Un estudiante común invierte entre cinco mil y diez mil pesos en su almuerzo diario, o eso era lo que invertían antes de que los campesinos tuvieran que comprar semillas certificadas cada que iniciaran una nueva cosecha. En un futuro un joven tendría que invertir entre cuatro mil y cinco mil pesos más para comer lo mismo que antes.
La propuesta del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) de certificar semillas y obligar a los campesinos a usar sólo este tipo de fuentes fue oficializada mediante el decreto 970. Esta ley establece que el agricultor debe usar exclusivamente semillas legales, además de declarar el lugar dónde la va a sembrar, cuándo la sembrará y demostrar que compró semillas legales. Los campesinos que incumplan este decreto o que quieran guardar parte de su cosecha para sembrar en un futuro podrán afrontar sanciones como pagar 10.000 salarios mínimos, que serían cerca de seis mil 600 millones de pesos; además de que el ICA revocaría su licencia parcial o totalmente para cultivar productos vegetales.
Según Marta Lucia Sepúlveda, estudiante de derecho de la Universidad Santo Tomás, esta medida podría afectar a los jóvenes ya que: “Los precios en algunos productos podrían subir, no es sólo el almuerzo, sino hasta la ropa y algunos elementos de uso diario que se elaboran con base en almidones”. Paula Berrio, Estudiante de la Universidad Externado, comenta que el fin de semana pasado pagó cuatro mil pesos por dos gajos de cebolla, esto mismo valían dos mil pesos dos semanas antes. También añade que uno de sus amigos llegó a pagar cerca de nueve mil pesos por una libra de arveja, lo que una quincena antes costaban cinco mil pesos. Sin embargo María Castro, empleada de un restaurante universitario, afirma que por el momento no se ha incrementado el precio del almuerzo pero sí llega a haber escasez de alimentos o los precios suben, el costo de la comida se incrementará.
Semillas, Eduardo Mercovich |
Otro problema es denunciado por Vandana Shiva en el video hecho por Semilla “La tragedia de las semillas transgénicas” (vea aquí el video completo de la Dra. Shiva) que fue subido el cinco de abril de 2011. Shiva dice que la semilla es un bien común, tiene que ser compartido pero al declararla “propiedad intelectual” compartir se convierte en un crimen, conservar se convierte en un crimen. El problema de los derechos de autor se evidencia en que los campesinos realizan intercambios, compra y reserva de semillas como prácticas cotidianas enseñadas por sus padres y abuelos así cómo lo afirma Jaime Aguirre propietario de la finca Utopía: “Nosotros intercambiamos y vendemos semillas con otros campesinos para conservar semillas nativas cómo la quinua, el amaranto, el yacón y la chuuas así cómo nuestros ancestros lo hicieron por años” además añade que muchos campesinos guardan la mejor parte de su cosecha para volver a sembrar y conseguir buena producción.
Cristina Flórez, bióloga de Universidad Nacional, dice que este hecho afecta a los universitarios porque va a generar que nos quedemos sin buena comida natural y consumamos una cara. Otro problema que enuncia la bióloga es que no se puede desarrollar una investigación acerca del manejo de nuestra propia tierra para aumentar la productividad. El documental “9.70” (vea aquí el documental competo), dirigido por Victoria Solano y producido por Marco Cartolano, que salió el cinco de agosto de 2013, afirma que solo el ocho por ciento de las semillas que han sido certificadas son nacionales mientras que el ICA dice que es el 85% de las semillas y que las multinacionales tienen semillas certificadas exclusivamente para maíz y algodón. La versión del ICA coincide con la de la multinacional Monsanto quienes ofrecen al público maíz tipo DEKALB y algodón tipo D&PL.
Debido al incremento exponencial del precio de la producción de alimentos y la necesidad de comprar más semillas un efecto colateral podría recaer sobre los jóvenes universitarios: se incrementaría el costo de una acción tan común como almorzar. Roberto Botero, líder de Dignidad Arrocera en declaración al Nuevo Día, afirma que se incrementa el costo de los vegetales porque una bolsa de semillas certificadas no alcanza a producir ni la mitad de lo que una bolsa de semillas normales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario