No todas las brujas tienen la nariz protuberante, una escoba y un perol para hacer sus conjuros. Su vida es igual a la de cualquier persona, exceptuando, el contacto con fenómenos paranormales que hacen parte de su rutina diaria.
Su trabajo ha sido destacado y reconocido por las personas que la consultan. Entre sus clientes más reconocidos está la fallecida cantante cubana Celia Cruz a quien conoció en un estudio de televisión en Nueva York mientras trabajaba como ayudante y a quien destaca como una excelente santera. “Me contactaron, ya que había un rumor que en el canal había una colombiana que leía las cartas. Ella mandó por mí, le dije que sacara tres cartas y le comenté ciertas cosas, a lo cual ella respondió diciendo -eres buena-“, afirma Liliana.
Liliana López Torres, es una bruja colombiana de 47 años, que parece ser inmune al paso del tiempo, ya que su figura estilizada, su cabello negro ensortijado, su piel satinada y sus ojos cafés profundos llevan a pensar que esta mujer tiene el elixir de la juventud eterna.
Nació en La Jagua, un municipio ubicado en el departamento del Huila a 114 kilómetros de la capital. Este lugar es conocido como el pueblo de las brujas, ya que a mediados del siglo XVI los brujos y hechiceros del sur del país se reunían a hacer sus rituales y hechizos. Su legado es generacional y son las mujeres de la familia quienes tienen la facultad de percibir el mundo intangible.
A los 16 años empezó a tener las primeras experiencias paranormales, donde las energías, espíritus y predicciones comenzaban a manifestarse. En principio intentó explicarlos por medio de la lógica, pero esos fenómenos empezaron a ser frecuentes e inexplicables, lo que le permitió darse cuenta que tenía un don especial.
Si bien la reina de la salsa fue una de las beneficiadas con las predicciones de Liliana, también muchas personas legitiman su trabajo, como Amparo Herrera que fue liberada de una brujería hecha por la amante de su esposo. “Yo estaba desesperada, nada me salía bien hasta que hablé con Liliana. Ella logró acabar con ese problema de raíz y vi los cambios de la noche a la mañana. Todo cambió para mí después de contactarla”.
Su vida es igual a la de cualquier persona, tiene una familia, un trabajo y es como cualquier ama de casa. No vive entre calaveras velones o imágenes religiosas y no pasa su tiempo meneando el cucharon en la paila de hierro como sus colegas en los cuentos fantásticos. Sin embargo el tener una vida común no la aleja de esa perspicacia para entender el mundo invisible ya que mientras vive su rutina se manifiestan personas o energías. “En vísperas al 11 de septiembre, mientras estaba en mi apartamento en Nueva York, salí al balcón en un verano, visualicé muchos muertos y decidí volver a Colombia con mis hijos. Viajé el 4 de septiembre y la catástrofe ocurrió 7 días después”. También comentó que una vez se subió a una buseta y sin querer le dijo a una muchacha que estuviera tranquila porque iba a conseguir el trabajo al que estaba aplicando, a lo cual ella la miró sorprendida, pero son cosas que no tiene previstas. Estos contactos no necesariamente son periódicos, hay momentos donde Liliana no percibe nada y todo marcha bien.
Pero vivir entre la línea delgada de lo terrenal y lo sobrenatural trae consigo señalamientos y escepticismos como el de Raúl Ramírez, quien a pesar de ser su esposo, mantiene una posición descreída pero respetuosa con la labor de su esposa. Caso contrario es el de su hija Estefanía Ramírez, quien posee sus mismos dones. “mi mamá y yo creamos un vínculo muy grande, nuestra relación mejoró desde que ella descubrió que yo tenía sus mismas facultades y ahora descubrimos y compartimos nuestras experiencias”.
El contacto paranormal es motivo de duda y escepticismo, por esta razón rutinas como la de Liliana son enigmáticas para quienes vivimos en el mundo tangible. Sin embargo los espíritus, el tarot y las energías hacen parte de la vida de esta bruja que desde su hogar disfruta ayudando a sus clientes terrenales y sobrenaturales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario