jueves, 10 de octubre de 2013

El edén terrenal

Por: Iván Aldana@aldanante





Sus avisos con luces resplandecientes muestran un sitio que no es ni un bar, ni un burdel. El establecimiento está abierta las 24 horas del día para que cualquier persona se acerque a comprar quizás uno de los regalos que pueden llevar tristeza, felicidad o en ocasión reconciliación.




Con alrededor de 50 tipos de plantas en menos de 6 metros que puede medir el local, el lugar no puede pasar por desapercibido debido a que se encuentra en una esquina en la cual convergen gran cantidad de personas que esperan su bus, además, de varias tiendas y un centro comercial que no opacan este jardín estático.

“Esta floristería lleva alrededor de 18 años” dice su dueña Erica Méndez, una floricultora que decidió poner este puesto de flores en el barrio Colina Campestre, un lugar que para ella era una atribución al nombre del barrio pero que ahora es más urbano que silvestre.

La idea de poner la floristería 24 horas sucedió porque una noche recibió una llamada de su mejor amigo diciéndole que debía reconciliarse con su novia, necesitaba un ramo de flores urgente, pero no había encontrado floristerías abiertas, ella se rió y lo único que le dijo era que debía esperar hasta mañana o ir a su casa y coger una de las tantas que tenía en su apartamento.

Al momento de poner su local decidió que nunca iba a poner una puerta porque para ella las flores deben estar siempre al aire y respirar como cualquier ser vivo. Al comienzo fue muy difícil poder contratar a alguien que trabajara toda la noche. Tiempo después un empleador de su segundo trabajo, un cultivo de flores en la sabana de Bogotá, le solicitó que lo dejara trabajar en la floristería, desde ese momento en adelante las hojas de vida llegaron sin parar.

En el día se pueden comprar entre cien y 150 docenas de flores en un local que todos los martes y jueves surten para que no pierda la esencia y se siga viendo como un edén.

En la noche algunas cosas cambian, según Serafín Gutiérrez trabajador en la noche de la floristería dice que en ocasiones se puede ver de todo, los clientes más comunes son los hombres románticos que con serenatas quieren sorprender a sus parejas. También están los que llegan ebrios y saben que la embarraron, ellos son los que más piden que les armen el mejor ramo de flores para reconciliarse.

De las anécdotas que se pueden contar le pasó a Serafín, una noche que ha podido ser la más rara en los dos años que ha trabajado en la floristería, “eran alrededor las 2:00a.m; siempre que trabajo de noche, mi jornada es muy tranquila, pero nunca había visto algo tan raro. Llegó un señor algo entonado, pero no venía solo, traía a la que parecía ser su pareja, miraron unas flores y al momento de pagar llegó otra mujer gritando y reclamándole por qué estaba con otra mujer. Al momento se empezaron a empujar las dos mujeres, fue muy chistoso, pero como el lugar es muy seguro los vigilantes llamaron a la Policía y el problema se arregló rápido”.

Wilson, el domiciliario de la floristería, cuenta que en ocasiones sus entregas no han sido tan fáciles. “Un día fui a entregar un ramo de flores que un señor ordenó, siempre que se hace una entrega en el ramo hay una carta para que el destinatario vea quién lo envía, cuando entregué las flores la señora me dijo: “dígale a ese huevón que no quiero nada de él”, lo único que hice fue decirle que mi orden era entregarlas y que si quería botarlas pues que lo hiciera, al momento que me subí en la moto las flores estaban en la basura”.

Aunque hasta el momento no ha pensado poner otro sitio en Bogotá, Erica nunca creyó que por la culpa de su mejor amigo fuese a plantar un local que ha tenido tanto éxito para ella y que fuese ayudar a las personas que viven cerca, quienes además, pueden ir y comprar a cualquier hora del día y la noche sin sentir miedo porque la seguridad esta garantizada. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario